La ansiedad es la respuesta emocional que damos cuando sentimos que nos enfrentamos a algo amenazante o peligroso. Esta respuesta, por lo tanto, es absolutamente adaptativa y nos ha ayudado a sobrevivir a lo largo de los miles de años de nuestra existencia.
Ante una amenaza o peligro, el cuerpo se va a preparar para la lucha o la huida. Esta respuesta la tienen todos los mamíferos y está mediada fundamentalmente por una pequeña estructura que se encuentra en nuestro cerebro llamada amígdala. Esta preparación para la lucha o huida provoca unos síntomas o manifestaciones que son los que sentimos cuando tenemos ansiedad .
La ansiedad se puede manifestar de diversas formas, y dependiendo de la persona y sus características personales, biológicas y aprendizajes se experimentará de una manera u otra. El poder reconocer cómo se manifiesta en nosotros la ansiedad nos ayudará a poder poner soluciones al problema que se está poniendo de manifiesto con su aparición.

Se ha clasificado la manifestación de la ansiedad en tres grandes grupos:
- De tipo cognitivo; se refiere a los pensamientos. Cuando nuestra ansiedad se eleva tendemos a pensar de una manera más acelerada y nos enfocamos más en lo negativo y en aquello que nos preocupa, en ocasiones de una manera obsesiva.
2. De tipo motor; se refiere a nuestras conductas y movimientos. Cuando tenemos ansiedad tendemos a presentar una agitación motora. También podemos realizar conductas de una manera compulsiva como fumar más si somos fumadores, comer en mayores cantidades eligiendo más comidas pocos saludables, estar con el móvil más tiempo del necesario como una manera de escape etc.
3. De tipo fisiológico/ emocional. Son las respuestas que se dan a nivel corporal. Las sensaciones que tenemos obedecen a esta respuesta que intenta dar el organismo ante la amenaza.
A nivel corporal podemos sentir:
- Dolores de cabeza o cefaleas, rigidez hombros, dolor cuello.
- Opresión en el pecho
- Nudo en el estómago
- Sensación de pérdida de aire
- Temblores
- Sudoración
- Tensión muscular
- Hormigueo
- Molestias estomacales, desajustes intestinales como diarreas frecuentes.
- Tensión y rigidez en la garganta, dificultad para tragar.
- Enrojecimiento o alteraciones de la piel. Aceleración del envejecimiento cuando la ansiedad elevada perdura durante un tiempo.
- Debilitación del sistema inmunitario si los altos niveles de ansiedad perduran en el tiempo.
- Sensación de cansancio.
- Sensación de mareo o inestabilidad.
- Sensación de vacío.
- Sensación de extrañeza de tu propia persona, como si el cuerpo y/o mente no nos perteneciera. Algunas personas las describen “es como si saliera de mi cuerpo”, “como si estuviera separado de mi cuerpo”, “es como si no fuera yo” etc. A esta sensación se la denomina despersonalización.
- Desrealización. Es una sensación de extrañeza respecto al exterior, se describe “como si ocurriera en una película”, “como si no fuera conmigo”, Etc.
- Irritabilidad
- Sensación de alerta con aquello que nos produce la ansiedad, es decir, ante nuestros miedos.